jueves, 20 de enero de 2011

EL PARAÍSO EN LA OTRA ESQUINA. Mario Vargas Llosa

La lectura de este libro la he compartido con un club literario on line. Para mí ha sido una nueva experiencia y, por cierto, muy interesante. Es estupendo poder compartir opiniones con otros lectores a los que no conoces personalmente, pero con los que tienes algo en común: la afición a la literatura. Por si a alguien le interesa esta forma de leer en compañía aunque sea virtual, el enlace está en esta misma página, el clubliterario.es. Aquí dejo mi comentario de la obra:


Es la historia novelada de dos grandes personajes del siglo XIX,  Flora Tristán, luchadora incansable en busca de un mundo más justo especialmente para los obreros y para las mujeres,  y su nieto (al que no llegó a conocer) el pintor Paul Gauguin.
Ambos personajes buscan el paraíso, la utopía, un sueño, pero buscado desde muy diferentes “esquinas”.  Flora cree que el paraíso está en un mundo más justo, más igualitario donde no exista la opresión del obrero, ni la servidumbre, ni la miseria, ni la ignorancia, ni la prostitución, ni el sometimiento de la mujer al hombre; donde reine la libertad, el respeto, la justicia, la educación universal. Es una valiente y arriesgada defensora de dos corrientes revolucionarias de su época, el movimiento obrero del siglo XIX y el feminismo.
El artista Paul Gauguin también dedica la última etapa de su vida a conseguir la libertad, pero desde otra óptica muy diferente, él busca el primitivismo, el lado salvaje del ser humano,  libre de ataduras convencionales, la fusión con la naturaleza y las creencias ancestrales,  busca plasmar todo eso en su pintura, para ello decide dar un vuelco a su vida y abandona familia y posición social para vivir en lo que él cree el paraíso, las islas  de la Polinesia francesa.
Pero el paraíso siempre resulta estar en la otra esquina, como en el juego infantil que aparece en el libro y en el que varias niñas se colocan en una lugar y otra en el centro intentando conseguir un puesto, pero cuando ésta llega y pregunta: ¿es aquí el paraíso?  siempre le responden:  – No, en la otra esquina. El paraíso resulta ser esquivo y no fácil de alcanzar como le sucede a Flora que no alcanza sus ideales, se encuentra con la oposición del poder establecido, de los convencionalismos  y el artista descubre que Tahití y las demás islas que él creía vírgenes ya están “civilizadas” por occidente, colonizadas por la política y la religión europea. Sin embargo tanto Flora como Gauguin no cejan en su empeño hasta el final de sus días.                
Es en el fondo donde la novela adquiere su mayor valor, a la vez que nos descubre dos vidas fascinantes y profundamente enriquecedoras, nos sumerge en infinidad de temas que pasan por el filtro de esta narración, aparece el tema de la pureza del arte, la influencia de la religión, la opresión de los obreros, la ignorancia y sus consecuencias, la lucha por el poder, lo absurdo de las guerras, la degradación de la mujer bajo el yugo de la prostitución o de la violencia machista, el caso de los artistas que viven en la miseria, la locura, la pena de muerte, las cárceles, el racismo y la esclavitud…
 Pero hay un tema que es fundamental en el trasfondo de la novela y es el de la sexualidad. Es muy llamativa la diferente , incluso opuesta, visión que tienen del sexo los dos protagonistas.
 Flora ha tenido una mala experiencia con su marido maltratador y huye de cualquier tipo de contacto físico durante toda su vida, con la excepción de una aventura homosexual con la única persona de la que se ha enamorado y a la que, sorprendentemente,  rechaza para dedicarse en cuerpo y alma a su objetivo vital, la lucha por mejorar la humanidad. También su hija, Aline sufre el abuso sexual.
En cambio en el pintor “Koke” el sexo es la razón de su vida, le da fuerza y energía para crear, necesita del sexo como pilar fundamental de su existencia, incluso este deseo lo lleva a traspasar todos los límites y se convierte en un incorregible pedófilo, que tiene relaciones con niñas nativas como un síntoma más de su pretendido salvajismo.
Otro aspecto destacable de la obra de Vargas Llosa es su relato de  las difíciles relaciones entre los pintores del siglo XIX, especialmente del protagonista con  Vincent Van Gogh. Destacable también la influencia de la literatura en la pintura de Gauguin, como en el caso de “Los miserables” de Víctor Hugo, o del poema “El cuervo” de Edgar Allan Poe.
En cuanto a la forma, esta novela es muy sencilla, está narrada en tercera persona con frecuentes intercalados en segunda persona, donde el autor habla directamente a sus personajes, así es muy bonito cuando se dirige a Flora a la que siempre llama “Andaluza” y “Florita”:” rudo oficio el de ponerse al servicio de la humanidad, andaluza” .

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