domingo, 19 de octubre de 2014

EL LÁPIZ DEL CARPINTERO. Manuel Rivas

Título: EL LÁPIZ DEL CARPINTERO
Autor: Manuel Rivas 
Traductora: Dolores Vilavedra
Editorial: Alfaguara
Fecha: 2010 (1998)
Páginas: 177
ISBN 978-84-204-0678-7
Una novela de amor y guerra. El doctor y militante republicano Daniel Da Barca sufre en la cárcel, junto a otros represaliados de la guerra civil del 36, la brutal venganza de los vencedores. Su amor por Marisa Mallo, una joven de familia afecta al régimen franquista, se ve obstaculizado por la represión y la censura. A ello contribuye activamente el otro gran personaje de la novela, el carcelero de prisiones, Herbal.
Desfila por la novela toda una galería de personajes creíbles y bien perfilados que configuran y enriquecen la trama de esta historia que nos habla de dolor y de la cruel represión franquista, pero también de esperanza y del triunfo del amor por encima del horror y la desesperación.
El doctor Da Barca es el eje de la historia, pero resulta más profundo y rico el personaje de Herbal, el guardia represor que se pega como una sombra a su víctima, guiado por la envidia (ambos están enamorados de la misma mujer) y el rencor.
Herbal parece encarnar el odio y la maldad, sin embargo al final el lector comprende, gracias a las habilidades del escritor, que el guardia no es más que un pobre hombre atormentado, celoso y maltratado por la vida, pero eso sí, estos tipos, como en la vida real, son capaces de causar mucho daño y pueden resultar muy peligrosos. 
Por otro lado está el pintor, otro republicano represaliado que solía ocupar su tiempo dibujando una representación del pórtico de la gloria de la catedral de Santiago de Compostela con las caras de sus compañeros de prisión. Lo hacía con un lápiz de carpintero hasta que Herbal lo fusila y se apodera de él. A partir de ahí el lápiz del carpintero pasa a ser el espíritu del pintor asesinado cuya voz  acompañará ya siempre al verdugo,  habla con él, le susurra al oído, le aconseja y a la vez lo hace más humano.
El lápiz representa el elemento fantástico que enriquece la historia, introduciendo la magia en el campo de la cruda realidad de las sacas, los paseadores nocturnos, la censura, las delaciones, el miedo, la soledad y la tristeza.
Otros personajes bien logrados son Marisa, la fiel y sufrida esposa del doctor y su abuelo, Benito Mallo, un ser acomodaticio que a veces roza el esperpento.
La novela no se ensaña en la crueldad y la violencia de lo ocurrido a pesar de tener la represión franquista como tema central, los hechos están ahí, el autor los insinúa pero no se recrea en ellos, pasa como de puntillas e incluso los suaviza con humor en ciertos pasajes.
En cuanto a la forma en primer lugar nos llama la atención que coexisten dos voces narrativas que se alternan sin aviso, la del narrador omnisciente en tercera persona y la que proviene de Herbal en primera persona, que cuenta la historia a la joven Maria da Visitação  en el burdel donde ambos trabajan.  
Pero es que a su vez aparece la voz del pintor que se entremezcla con las otras dos representando  la conciencia del guardia. Este juego de voces narrativas y el tiempo también cambiante de la novela hacen que al principio resulte un poco difícil coger el hilo argumental y que el lector se sienta un poco descolocado frente a la narración, sin embargo esto se solventa fácilmente y a medida que avanzamos en la lectura.
El lápiz del carpintero es una novela corta en la que no falta ni sobra nada, todo lo que se nos cuenta forma parte de la esencia de la historia y eso sólo lo consiguen los buenos escritores como es el caso de Manuel Rivas.
El lápiz del carpintero nos ofrece una historia engarzada y relatada con maestría e impregnada de imágenes poéticas en ciertos pasajes memorables. Es una novela interesante que retrata con elegancia una etapa muy dura de la historia de España que aún permanece en la memoria.


jueves, 9 de octubre de 2014

PEQUEÑAS INFAMIAS. Carmen Posadas


Título: PEQUEÑAS INFAMIAS
Autor: Carmen Posadas   
Editorial: Planeta. Premio Planeta 1998
Colección: Autores españoles e iberoamericanos
Fecha: 1998
Páginas: 338
ISBN 84-08-02847-2
La historia comienza con la muerte de Néstor, el cocinero jefe de una pequeña empresa de catering, que esa noche era el encargado de organizar una cena en la casa de verano de un rico coleccionista de arte y su mujer.
El destino se las ha arreglado para hacer coincidir inesperadamente a ciertos personajes cuyas vidas se cruzaron en algún momento del pasado. Néstor sabía demasiado, conocía inconfesables secretos que habían permanecido ocultos hasta ahora y los implicados se alarman y temen por su seguridad al ser conscientes de que sus grandes o pequeñas infamias pueden salir a la luz.
A partir de ahí la autora nos irá mostrando retazos de la vida de los personajes, trazando primero un esbozo de cada uno de ellos para luego volver sobre él y perfilarlo más concretamente al situarlo en diferentes momentos y situaciones clave, dando forma así a la trama interna de la novela.
En la historia que se nos cuenta no tiene cabida la justicia, ni el castigo ni la venganza, sólo asistimos a la exposición de los hechos, pues al final todo queda de nuevo, y como al principio, en el terreno de lo oculto, de lo íntimo y personal.
Pequeñas infamias es una novela de intriga donde abundan los matices y los pequeños detalles cuyo alcance no descubrimos hasta el desenlace final, aunque es verdad que una cierta tensión sólo aparece en el último tercio del libro, no antes, donde todo transcurre más lentamente. Y es que la novela comienza con fuerza, parece interesante desde las primeras páginas, sin embargo después poco a poco va perdiendo atractivo para  recuperar la tensión y coger más brío en la última parte con un buen final, donde todo encaja como en un puzle y se da respuesta a todos los interrogantes.
Por otro lado la trama resulta un poco artificiosa en ciertos pasajes, forzada por demasiadas  casualidades y coincidencias poco creíbles, pero que son necesarias para que todo cuadre al terminar la historia.
Pequeñas infamias me ha parecido una novela entretenida, con una prosa ágil y de fácil lectura, además está bien contada a través de diferentes técnicas narrativas en las que el tiempo juega un papel fundamental, pero está muy lejos de entrar en la categoría de las grandes obras literarias. Es una novela de las que no dejan huella, de las que pasan por la memoria sin pena ni gloria, aunque nos proporcione una agradable lectura.