martes, 5 de marzo de 2013

EL AMANTE. Marguerite Duras


El amante de Marguerite Duras es un clásico de la literatura francesa. Es una novela con base autobiográfica donde la autora rememora su iniciación al deseo, al amor y al odio, tres sentimientos potentes que recorren la obra desde el principio hasta el final. Y ese despertar a la madurez llega demasiado pronto como muy bien se expresa en la primera página con esta bellísima frase: Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde  […] A los dieciocho años envejecí.

La historia transcurre en Indochina cuando era colonia francesa a principios del siglo XX. La protagonista y a la vez autora es una adolescente de quince años de familia francesa, aunque nacida en Indochina, que comienza una extraña relación con un rico comerciante chino de veintiséis años. Sin embargo esta relación no es el único hilo temático pues tiene mucho peso en la historia la relación tormentosa entre la joven y su rara familia formada por su madre a veces enferma, a veces medio loca, su hermano mayor violento y cruel y su hermano pequeño débil y temeroso. Ella pasa con relativa facilidad del amor al odio hacia los miembros de su familia y pronto, muy pronto descubre que ha de huir, que ha de emanciparse de su familia y sobre todo de la pobreza extrema en la que viven;  ella se convierte en un escape de la miseria gracias a su relación con el chino. Las respectivas familias no entienden e incluso rechazan la relación por diferentes motivos mientras que los amantes siguen viéndose a escondidas, se dejan llevar por una fuerte atracción sexual  más que amorosa, al menos por parte de la adolescente.

En cuanto al aspecto formal de la novela diré que me ha llamado la atención el desdoblamiento de la voz narradora, el empleo indistinto de la primera y la  tercera persona, consiguiéndose así un acercamiento o un alejamiento con respecto a los hechos narrados.

El estilo narrativo de la obra está caracterizado por su ritmo entrecortado gracias al empleo de párrafos cortos, elaborados, a su vez, con frases concisas y breves, casi telegráficas en algunos momentos, lo que va en perfecta concordancia con la naturaleza de los recuerdos y del pensamiento  que va y viene desordenadamente, sin avisar, con rapidez, en una especie de vaivén continuo que proporciona agilidad a la lectura.

En mi opinión esta forma de narrar de la autora ejerce una extraña atracción estética hacia la lectura, provocando unas sensaciones contradictorias como contradictoria es la adolescente, la historia de amor y odio y la vida en general; ahí es donde yo veo la grandeza de la obra.

Para muchos lectores quizá éste sea un libro raro y difícil pero es que la historia que cuenta no es lo más relevante, sino que lo más importante es, en mi humilde opinión, el aluvión de sentimientos contradictorios que sabe provocar en los lectores como hace la buena literatura. Es verdad que no es una buena recomendación para lectores jóvenes o principiantes, pero sí para los más exigentes que buscan algo más que una buena historia, que también, pero que buscan además, que la literatura los conmueva y les haga poner en entredicho convencionalismos y tópicos.

*El amante recibió en 1984 el prestigioso premio Goncourt y fue llevada al cine por el director Jaen Jacques Annoud en 1991.

 

 

lunes, 4 de marzo de 2013

UNA HABITACIÓN PROPIA. Virginia Woolf


Una habitación propia, publicada en 1929 por Virginia Woolf (1882 – 1941), era una lectura que tenía pendiente desde hace mucho tiempo y que ahora por fin, he podido disfrutar. Anteriormente comenté en este blog Las olas (1931) de la misma autora, como se puede ver en el siguiente enlace:


Según Virginia Woolf este ensayo tiene su raíz en dos conferencias que le solicitaron y que fueron pronunciadas en 1928 sobre el tema “La mujer y la novela”. Está dividido en seis capítulos y en el primero de ellos la autora reflexiona en voz alta sobre sus dudas a la hora de elegir el enfoque más adecuado para el análisis del tema, decantándose finalmente por la exposición de sus propios pensamientos encadenados y sus impresiones sobre la materia, que le hicieron llegar a la conclusión de que  una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas y a partir de ahí invita a los oyentes, o en este caso los lectores, a que saquen sus propias conclusiones.

Todo el relato es un análisis profundo y valiente de la historia de las mujeres y su relación con el mundo en general y la literatura en particular. Es uno de los más conocidos ensayos feministas donde se abordan los innumerables prejuicios y obstáculos que las mujeres han tenido, y aún tienen, que sortear para dedicarse a la literatura en libertad, o simplemente para emanciparse y realizarse como seres humanos íntegros, independientes y autónomos librándose de etiquetas y corsés, a menudo impuestos por ilustres varones, coléricos dice la autora, que han arremetido  contra ellas a lo largo de la historia.

Virginia Woolf nos habla aquí de mujeres invisibles en la esfera pública y muy presentes sin embargo en la esfera privada. Mujeres que en la literatura escrita por hombres aparecen con un fuerte carácter y personalidad, mujeres geniales como obras de arte, pero en la cocina y en el cuarto de baño, infravaloradas, ocultas a los ojos del mundo. No se les ha dejado formar parte activa de la historia de la humanidad, de la que  son causa directa. Mujeres que en el arte son grandiosas y en la vida real apenas sabían leer ni escribir y eran propiedad de sus maridos y sus padres. ¿Cómo van a escribir novelas las mujeres en esa situación? Y a pesar de todas las dificultades es milagroso que hayan destacado escritoras como Jane Austen o Charlotte y Emily  Brontë.

En cuanto a la forma de la obra hay que decir que Virginia Woolf utiliza una invención de la  propia protagonista que es a la vez autora y narradora. Se dirige en primera persona y con un estilo muy directo a un público en un doble sentido, como oyente y como lector.

Una habitación propia destaca por su prosa que fluye clara y brillante y por su lenguaje sencillo, pero también irónico, dejando  entrever en cada párrafo la inteligencia profunda y reflexiva de esta escritora. El estilo narrativo es muy peculiar, enriquecido con una gran variedad de metáforas e imágenes  admirables, como la de la mujer como espejo que refleja al hombre al doble de su tamaño real, o la imagen de la hermana ficticia de Shakespeare con la misma capacidad y deseos que él pero sin ninguna de sus oportunidades.

El título supone ya la primera metáfora del contenido de la obra. Lo que la mujer necesita para poder dedicarse a la literatura, a escribir novelas, es una habitación propia, el símbolo de la libertad personal, de la independencia física (espacio) y también  económica (tiempo).

Por todo lo dicho se deduce que considero esta obra digna de admiración y digna de una segunda lectura más meditada y profunda.

Algunos párrafos extraídos del texto:

. De la paz y de la libertad intelectual nacen las grandes obras literarias.

. La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres siempre han sido pobres, no solo durante doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han gozado de menos libertad intelectual que los hijos de los esclavos atenienses. Las mujeres no han tenido, pues, la menor oportunidad de escribir poesía.

. Espero que encontréis, a tuertas o a derechas, bastante dinero para viajar y holgar, para contemplar el futuro o el pasado del mundo, soñar leyendo libros y rezagaros en las esquinas, y hundir hondo la caña del pensamiento en la corriente.