Yo también estoy indignada. Comparto los argumentos del llamamiento de Stéphane Hessel y es cierto que el primer paso es indignarse, pero comprendo que no es suficiente, que hay que ir más allá y eso precisamente es lo que están haciendo los miles de ciudadanos que estos días están acampados en distintas plazas de ciudades españolas.
Hablo del recién nacido movimiento “Democracia real ya”. Me uno a ellos porque una vez leídos sus manifiestos me he identificado con sus ideales y con sus sueños. Sí, somos muchos los ciudadanos de la calle que estamos hartos de que no se nos escuche, de que sólo nos pidan opinión una vez cada cuatro años, de que nuestros votos sirvan para apuntalar este sistema capitalista que está haciendo mucho daño a la clase más desfavorecida, a los jóvenes y no tan jóvenes, a los parados, a los mayores, a las mujeres…
Tampoco quiero que se utilice mi voto para que una clase política privilegiada se tome la licencia de actuar en beneficio propio y de sus acríticos partidarios, ni de gobernar sólo para unos pocos y no para el conjunto de la ciudadanía.
Me uno a ellos porque es la única manera que veo de expresar mi descontento ante la gestión de esta crisis que abre aun más la brecha entre los ricos y los pobres, ante los agravios del poder judicial en ciertos casos, ante los recortes de los avances sociales en materia de protección a los más débiles, ante el descaro del poder financiero en su afán infinito de acumular más y más riqueza a cualquier precio.
Por un mundo más humano y en beneficio de todos, agradezco a “Democracia real ya” su PACÍFICO levantamiento de voz de los sin voz. Ojalá vayamos por el buen camino.
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