Con este libro he descubierto al estupendo escritor egipcio Naguib Mahfuz que consigue, con brillantes resultados, aplicar una especie de zoom a un pequeño callejón de un barrio de El Cairo. Con gran maestría acerca al lector a conocer y comprender mejor al género humano a través de un magnífico retrato, sobre todo psicológico, de una muestra representada por un pequeño grupo de vecinos desenvolviéndose en su vida cotidiana, con sus grandezas y sus miserias.
El callejón de Midaq, es todo un símbolo de la pérdida del esplendor de otros tiempos de prosperidad. Aparece, como los personajes, degradado, triste y pobre; por lo que cada uno de los habitantes del barrio se esfuerza a su manera para escapar de la sordidez y pobreza que los atrapa, para encontrar la felicidad a fin de cuentas.
La ambientación de la novela está muy bien lograda. Se palpa en cada página la vulgaridad, el resentimiento, el instinto de supervivencia (muy bien representado por Zaita y sus clientes, los mendigos), la presión social asfixiante de la tradición.
Merece especial mención el ambiente extremadamente machista en que se debaten los personajes, no se cuestiona nada, se acepta sin rechistar el papel de dependencia impuesto a la mujer por una sociedad patriarcal marcada por las leyes de la religión. A pesar de la fortaleza de las mujeres del callejón, no pueden escapar del atosigamiento (ni siquiera Hamida lo consigue), se ven obligadas sin remedio a una posición de inferioridad y dependencia del varón.
El retrato de cada uno de los personajes es en sí una obra de arte. Desde mi punto de vista se pueden diferenciar dos tipos:
1. Los resignados, que se adaptan bien a las circunstancias que les ha tocado vivir, que aceptan de buen grado su condición social, que intentan ser felices acoplándose al barrio. Aquí estaría Abbas el barbero, Kamil, el doctor Booshi, la señora Afify, el matrimonio de panaderos, el sorprendente Zaita, Umm Hamida y otros personajes secundarios
2. Los rebeldes, los inconformistas que no quieren resignarse a una vida mediocre y predefinida en el callejón, los que rompen con las normas, como es el caso de la protagonista Hamida, del joven Husain Kirsha o incluso de su padre, el dueño del bar.
Los dos personajes principales que reflejan mejor estos dos estilos de comportamiento son Hamida y Abbas.
Hamida es la principal rebelde que, impulsada por su ambición, se enfrenta a todo y escapa buscando lo que ella cree que la hará feliz, aunque luego la realidad no sea el paraiso soñado. Es una mujer fuerte y sin escrúpulos capaz de sacrificar a los demás en beneficio propio.
Abbas es la antítesis de Hamida, es un joven enamorado, capaz de cualquier cosa por conseguir su sueño particular que no es otro que casarse con Hamida y llevar una vida familiar y tranquila en el barrio. Es un alma generosa y pacífica cuyo destino es impredecible.
Como he dicho, a través de esta magnífica novela, he descubierto al autor y premio Nobel Naguib Mahfuz, al que a partir de ahora anotaré en mi lista de autores dignos de releer.
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