El
banquero anarquista es el cuento más importante de esta colección
caracterizada porque el desarrollo de las historias se fundamenta sobre una
lógica deductiva que, a través de una argumentación en apariencia sólida, conduce al lector hacia
donde el escritor pretende.
El protagonista comienza
aclarando lo que es ser anarquista y dice por ejemplo que “es el que se rebela contra la injusticia de que nazcamos desiguales
socialmente” y añade más adelante “los
anarquistas queríamos para nosotros y para los demás, para la humanidad entera,
una sociedad nueva, libre de todos esos prejuicios, que hacen a los hombres
desiguales artificialmente y les imponen inferioridades, sufrimientos,
estrecheces, que la Naturaleza no les había impuesto.”
Luego poco a poco, con pausas
intencionadas para que su interlocutor y con él el lector puedan asimilar los
razonamientos que expone, el banquero va argumentando que después de
luchar unido a otros que piensan como él, se dio cuenta de que no había forma
de librarse de la tiranía que supone el que en todo grupo de personas haya unos
que se imponen a otros, que sin pretenderlo quizás, aniquilan la libertad y
ejercen presión sobre otros, algo que ciertamente debían rechazar. Por eso
decidió seguir el camino de la búsqueda de sus ideales anarquistas en solitario
y sigue argumentando hasta llegar a la conclusión de que la mejor forma es
librándose de la influencia nefasta de ciertas ataduras sociales como es el
caso del dinero por lo que se convierte en banquero y rico.
En realidad todo es una falacia
porque la concatenación de razonamientos y deducciones que pretende el banquero
a veces no se asienta sobre una base verdadera.
Todo este andamiaje dialéctico tan bien construido resulta al
final insatisfactorio porque a pesar de todo el banquero no se ha librado de la
totalidad de las ficciones sociales como él las llama, aunque él esté
convencido de que sí. Sigue siendo una pieza más del capitalismo al que intenta
derribar.
Es de destacar la originalidad
del cuento, su maravilloso montaje argumental y lo bien que están hilados los
razonamientos entre sí, cómo de uno el autor nos conduce a otro para tejer esa
falsa verdad de que el protagonista es un anarquista en la teoría y en la
práctica.
El segundo de los cuentos es “Una
cena muy original” donde también consigue Pessoa mantener magistralmente el
misterio y la expectación hasta el desenlace de la historia con su prosa rica
en matices y en juegos de palabras.
Los demás cuentos han sido en su
mayoría reconstruidos por los editores pues Fernando Pessoa los dejó
inacabados. Murió prematuramente cuando contaba solo con 47 años.
Mediante la lectura de estos
cuentos de raciocinio he descubierto a este escritor portugués y me ha parecido
que maneja a la perfección el arte de la escritura.
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