martes, 13 de septiembre de 2011

Retroceso

       Dejar en manos de los mercados el control de la economía significa permitir que el pez gordo se coma al chico. Eso es lo que ocurrre en el mundo salvaje, no civilizado, donde prevalece la ley de la naturaleza.
Sin embargo el ser humano, a lo largo de la historia, siempre ha hecho todo lo posible para luchar contra la imposición brutal de la ley del más fuerte.
En eso consiste precisamente el progreso, la civilización. Y por debajo de esa lucha constante subyace el poder de la ética. Porque es inmoral  abandonar a los más débiles a su suerte.
Pues bien, los privilegios otorgados a la libertad de los mercados financieros (pez gordo) frente a los derechos adquiridos progresivamente por las personas (pez chico) significa un retroceso en el avance de la civilización y va en contra de toda ética.
De nuevo observamos cómo el progreso de la humanidad no se desarrolla en línea recta sino que  es un camino sinuoso repleto de lentos avances y de vergonzosas vueltas atrás.

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