Autor: José Luis Sampedro y Olga Lucas
Editorial: Debolsillo
Fecha: 2012
Páginas: 204
Cuarteto
para un solista está a mitad de camino entre la novela y el ensayo. Es una plataforma para la
reflexión a través de alegorías y curiosidades
mitológicas y simbólicas que trata el tema del progreso de la humanidad y la
actual amenaza que parece sobrevolar el futuro del hombre por el deterioro del medio
natural causado por él mismo.
Los cuatro elementos
esenciales Agua, Aire, Tierra y Fuego se reúnen y transmiten sus temores y
preocupaciones a la humanidad a través de la mente y los posteriores escritos
de un viejo profesor (otra representación de quijote al que muchos consideran
loco) que vive interno en un sanatorio y que mantiene interesantes
conversaciones sobre el tema con el joven doctor que le atiende.
La historia está contada de
una forma bastante peculiar. Podríamos decir que hay dos fuentes de información
paralelas, por un lado la parte fantasiosa y alegórica del texto con las
conversaciones de los cuatro elementos en sus reuniones y por otro, la parte
realista con los comentarios y reflexiones
del profesor, que no es otro que el propio Sampedro, en sus charlas con el
doctor. Ambos debaten y tratan temas
como la historia de la cultura europea, la evolución de las religiones y sus
dioses, la mitología y su poder sobre la mente humana, el concepto de ciencia
frente al de fe, el destino, la escasez de recursos y la necesidad de la
sostenibilidad, el valor del dinero que
ha venido a sustituir otros valores más humanos y solidarios…
Es destacable la metáfora de
Europa como un árbol que nació en Creta con la cultura minoica, en medio de
tres continentes, que ha ido creciendo, evolucionando, decayendo a veces, a
través de la historia de las distintas civilizaciones que han ido poblando sus
ramas.
Al principio la obra resulta
un poco desconcertante a causa de una trama enrevesada que sorprende al lector,
ignorante aún de por dónde van a ir los tiros, pero conforme avanzamos en la
lectura descubrimos el mecanismo subyacente de esa trama que se desarrolla en muy
diferentes lugares y espacios. Una segunda lectura arrojaría mucha más luz
sobre el contenido de este relato.
En cuanto a la estructura de
la novela hay que decir que se entremezclan y alternan una parte expositiva de
las ideas contenidas sobre todo en los diálogos y otra parte descriptiva, con
párrafos que dibujan pasajes realmente hermosos donde podemos apreciar bellas imágenes y metáforas:
Inesperadamente, en la serenidad del
día, con el lago como un espejo, sin nubes, de pronto una suave onda,
extrañamente alargada y solitaria, alteró y estremeció la superficie líquida.
Le siguieron más rizos suaves y luego cabrilleos como piel cosquillosa. Crecían
las ondas, se encrespaban veloces, saltaban, pero ningún viento agitaba los
árboles de la orilla. En un corro del lago brotaron crestas de espuma mientras
a su alrededor el agua no se movía.
Con esta obra los autores además
incitan a elaborar una conciencia crítica a través de la reflexión sobre los
peligros que acechan a la naturaleza en el más puro estilo del humanismo de Sampedro,
hombre comprometido y lúcido tanto en su obra como en su filosofía de vida. Sin embargo también hay que decir que no hay
nada realmente novedoso en las páginas de Cuarteto
para un solista, que no es, ni de lejos, de lo mejor que nos ha dejado el
viejo profesor.
Recomendable para lectores
que sepan apreciar el valor de una obra que requiere una dedicación atenta, que
incita a la meditación y al análisis de la historia desde un punto de vista simbólico
y filosófico.
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