Autor: Juan Rulfo (Jalisco, 1917 – México D.F.,
1986)
Edición: José Carlos González Boixo; 13ª ed.
Editorial: Cátedra
Colección: Letras hispánicas; 189
Fecha: 1998
Páginas: 198
ISBN 84-376-0418-4
Pedro Páramo del escritor, guionista y fotógrafo
mexicano Juan Rulfo, fue publicada por primera vez en 1955, dos años después de
su otra conocida obra de relatos El llano
en llamas.
La
novela comienza con la llegada de Juan Preciado a Comala, por recomendación de
su madre ya muerta, para conocer a su padre quien los abandonó a ambos. Se
encuentra un pueblo desierto donde deambulan los espíritus de los que en un
tiempo pasado fueron los habitantes de aquel fantasmagórico lugar. A través de
ellos, los lectores de la mano de Juan, iremos descubriendo la historia de la degradación paulatina del
pueblo.
En
la trama de la novela destacan dos personajes que actúan en dos tiempos
distintos. En el presente está Juan Preciado, el hilo conductor que nos acerca
al contenido de la obra y en el pasado hallamos a su padre Pedro Páramo, un
dictador sin escrúpulos que somete al pueblo entero y no duda en cometer todo
tipo de tropelías y abusos para mantener y aumentar su autoridad tiránica. Sin
embargo los demás personajes de la novela que contribuyen eficazmente a configurar el resultado final, no resultan
menos atractivos, como el caso de Susana San Juan, la única persona a la que ha
amado Pedro Páramo o el padre Rentería, acosado por el remordimiento y las
dudas sobre su mal proceder en la tarea de salvar ánimas, o Dorotea que sirve
de interlocutora de la historia, o doña Eduviges, la primera en recibir al
visitante, o Abundio, el pobre campesino que jugará un papel importante en el
desenlace final. Todos y cada uno de ellos están perfilados magistralmente por
el autor, sin excesos, con precisión y sin que falte nada clave en sus esbozos.
Juan
Rulfo además ha logrado captar en tan pocas páginas el ambiente rural y la idiosincrasia
de los campesinos de los pueblos. Observamos un trasfondo de crítica social a
la tiranía del poder representada por Pedro Páramo pero también a la religión que se deja avasallar y
se amolda a los intereses del poder político y económico.
No
falta un sutil sentido del humor que recorre la novela y que se hace evidente
por citar un ejemplo, en la cena que ofrece el patrón a los revolucionarios con
la intención de conocer sus fines para así manejarlos con sus veladas triquiñuelas
y la reacción pueril, a la vez que
orgullosa, de ellos.
Una
de las características más originales y llamativas de la obra es la novedosa
técnica narrativa que emplea el escritor. La historia está contada en
fragmentos aparentemente desordenados, sin un orden cronológico, en distintos
tiempos y por distintas voces narrativas. Es como una especie de puzle cuyas
piezas se nos van presentando poco a poco y que se irán ensamblando en el
conjunto hasta configurar el cuadro final como una obra de arte sin fisuras. En
un principio el lector probablemente se sienta perdido y perplejo pero ni
siquiera eso impide que pueda disfrutar
de la calidad y calidez de la historia.
El
narrador no es el mismo a lo largo de la obra sino que va cambiando y unas
veces se nos presentará en primera persona y otras en tercera, a la vez que
también se entremezcla el tiempo presente y el pasado, lo mismo que la vida y
la muerte, el mundo real y el fantasmal que conviven en armonía, que aparecen
en un mismo nivel, siendo la muerte tratada como una continuación natural de la
vida.
Otro
aspecto que contribuye notablemente a que esta novela sea considerada una obra
maestra es la concisión y precisión tanto en el contenido, donde hallamos solo
lo esencial, lo fundamental para la comprensión de la obra, sin faltar los
silencios premeditados que dejan abierto
el campo de la interpretación, como en el continente donde el autor demuestra un
manejo eficaz de la elipsis y sobre todo un dominio preciso de la riqueza del lenguaje,
consiguiendo un estilo poético digno de
admiración.
Pedro Páramo me ha sorprendido muy agradablemente,
me ha parecido una joya de la literatura en lengua española por su originalidad, por su amenidad, por su
precisión y sobre todo por su belleza poética. Es uno de los mejores libros que
he leído por lo que pasará a formar parte de mi lista de favoritos.
Muy buen comentario. Te hemos echado de menos en la última reunión. Ya sabes que la visión que aportas sobre los libros es importante. A fin de cuentas tus opiniones, en razón de tu formación, son de las más cualificadas.
ResponderEliminarTe agradezco tus palabras amigo Lope de Sosa, pero mis comentarios no son más que el resultado de mi opinión personal y por lo tanto son totalmente discutibles. Es cierto que a caminar se aprende caminando lo mismo que a leer se aprende leyendo y noto que cuanto más leo (y a ello me animan los clubes de lectura a los que pertenezco, como el nuestro de los martes) más partido saco de los libros y más exigente me vuelvo.
ResponderEliminarBesos