Autor: Concha Casas Gálvez
Editorial: Alhulia
Colección: Narrativa, 15
Fecha: 2005
Páginas: 261
ISBN 84-96083-80-2
José Manuel Castro, el
protagonista de esta novela, nos relata en primera persona sus memorias. Comienza
con sus recuerdos de infancia en un pequeño pueblo manchego en los años
cincuenta, en la atmósfera de represión y oscuridad propia del franquismo,
continúa con las anécdotas más significativas de su adolescencia y juventud y
sus conflictivas relaciones familiares para centrarse ya en la segunda parte de
la obra en su etapa universitaria en Madrid, el centro neurálgico de los importantes
acontecimientos políticos e históricos que tuvieron lugar hacia finales de los
sesenta y principios de los setenta del siglo pasado, cuando la sociedad
española se rebelaba contra la intransigencia ya insostenible del régimen
opresor y reclamaba con toda su fuerza un cambio político que trajera la
libertad y la justicia social al país.
Y es que la novela pretende
ser un retrato de una época muy concreta, la de los últimos coletazos de la
dictadura franquista en los años previos a la llegada de la democracia. Para conseguirlo
la autora se sirve de las vivencias, bastantes pegadas a la realidad histórica
que vivieron muchos españoles, de un joven estudiante que vive en sus carnes
ese cambio de régimen. Se intercalan así los datos biográficos del personaje
con los datos históricos del contexto para ir configurando la trama.
En la novela todo ocurre muy
deprisa, pasan muchas cosas en pocas páginas, lo que dota a la obra de una agilidad
que hace que se lea muy bien y no deja al lector tiempo para aburrirse. Se
abordan temas como la burda y terriblemente injusta discriminación de las
mujeres en el contexto de los convencionalismos sociales y en una etapa
histórica marcada por el miedo, donde todo era pecado e hipocresía, donde la
religión ejercía una descarada intromisión en la vida personal y privada de las
personas. Aparece también el tema de los curas obreros, sobre todo en los
barrios periféricos de las ciudades, los movimientos revolucionarios de trabajadores
y estudiantes y las luchas clandestinas, en este caso del partido comunista.
Sin embargo, desde mi punto
de vista la obra falla en el hecho de que queda reducida a una mera exposición
de sucesos y anécdotas manidas, donde no falta ninguno de los tópicos y
estereotipos inherentes a este período histórico y que todos hemos escuchado relatar
alguna vez. Todo lo que nos cuenta la autora resulta demasiado previsible y
esperado, más al principio que al final, donde ya toma vigor el tema de la
rebeldía y el compromiso de aquellos
hombres que dejaron más que la vida en aquel vano empeño de justicia y
libertad.
En Memorias de un cuarentón falta originalidad, tensión argumental,
magia, sorpresa o conmoción. Tanto el estilo como el lenguaje utilizado resultan
demasiado planos, sin artificio literario, y ni siquiera faltan en la
publicación algunos errores ortográficos y alguno que otro sintáctico.
Es una novela de andar por
casa, que está bien para que ciertas generaciones de españoles rememoren su
pasado con nostalgia, o incluso lo compartan con las generaciones venideras, pero
como obra literaria, Memorias de un
cuarentón, me ha resultado bastante mediocre.
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