martes, 16 de junio de 2015

CARRETERAS SECUNDARIAS. Ignacio Martínez de Pisón


Título: CARRETERAS SECUNDARIAS

Autor: Ignacio Martínez de Pisón
Editorial: Anagrama
Colección: Compactos, 237
Fecha: 1996
Páginas: 255
ISBN 84-339-6668-5

El argumento de Carreteras secundarias se mueve en el terreno de las relaciones paterno filiales, tema bastante común en la historia de la Literatura.  Concretamente conoceremos los entresijos de la relación entre Felipe y su padre, pero lo haremos de una manera bastante peculiar, a través de la mirada del adolescente que nos cuenta en primera persona su versión de los hechos, en principio sesgada y parcial, para hacerse más real y fiel conforme avanza la historia.

Los dos personajes principales retratan perfectamente y de forma creíble a dos seres humanos con sus claros y sus sombras lo que consigue dotar a la novela de realismo y credibilidad.

Felipe es un chico esquivo, un poco rebelde, pero en el fondo siempre alerta, que observa a su padre y a él mismo sin hacerse demasiadas preguntas, con indiferencia incluso.  El padre resulta un hombre reservado y enigmático que se ve obligado a llevar, junto a su hijo y a su pesar, una vida errante, viajando constantemente de un sitio a otro sin una meta fija, viviendo al día y amoldándose a las circunstancias.

Son dos personajes muy diferentes a primera vista siendo uno de los aspectos más interesantes de la novela el proceso de adaptación y simbiosis que se va generando entre ellos a medida que el joven madura y es capaz de reconstruir, conocer y  comprender la realidad.

En la obra subyace un interesante juego de imágenes e identidades sobre todo en el personaje del padre, que aspira a dar una imagen que no es la real, que se ve presionado por el orgullo y las apariencias. Y es precisamente cuando consigue deshacerse de esa falsa identidad cuando aparece la empatía y la ternura tanto en el hijo como en el lector.

Los dos protagonistas llenan la novela con su fuerza manteniendo a los personajes secundarios un poco al margen. Eso no significa que no sean importantes, que lo son, pero solo en la medida en que tocan tangencialmente, al menos en apariencia, a ambos. Destacan Estrella, el amor eterno del padre y Miranda que simboliza el despertar de Felipe al amor y al sexo. Pero tanto el padre como el hijo saben que en el fondo están solos, sin familia, sin amigos, cada uno encerrado en su mundo y sus problemas.

La historia está ambientada en el año 1974. Con unas simples  pinceladas como las marcas de los coches, las manifestaciones clandestinas o las modas de la época, el autor ha sabido reflejar las características de ese momento de transición política.

Como ya hemos dicho la novela está escrita en primera persona por el hijo, que se dirige a los lectores de forma directa y con continuas alusiones como: El cuándo os lo diré enseguida […] os aseguro que no dejará de sorprenderos (p. 132);  Imagino lo que estáis pensando (p. 178); ¿Qué más queréis que os cuente? (p. 213). Mediante esta técnica el autor consigue además una intimidad amistosa, un acercamiento casi confidencial entre narrador y lector a través del cual ambos van de la mano, tanteando hacia el desenlace final.
La novela comienza de forma tranquila y lenta mostrando dos mundos paralelos que no llegan a tocarse, el del adulto y del adolescente  para, en la segunda mitad, coger fuerza y profundidad adentrándose en la interacción de los personajes y la explicación de los hechos.

Carreteras secundarias es una gran novela, con una trama bien elaborada, un vocabulario sencillo y coloquial, una prosa ágil y amena, unos personajes bien logrados y un buen final. Todos esos ingredientes juntos consiguen mantener la tensión narrativa y atrapar así la atención del lector que no puede dejar de leer hasta llegar al sorprendente y conmovedor final.  

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            La película basada en la novela homónima, dirigida por Emilio Martínez Lázaro y adaptada al cine por el mismo escritor, Ignacio Martínez de Pisón, refleja bastante fielmente el contenido del libro y también merece la pena.
La película se estrenó en 1997 y sus actores principales son : Antonio Resines, Miriam Díaz Aroca, Fernando Ramallo y Maribel Verdú.  

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