Autor: Mario Vargas Llosa
Editorial: Planeta
Colección: Premio Planeta
Fecha: 1993
Páginas: 312
ISBN 84-08-03183-X
El cabo Lituma y su adjunto, el guardia Tomás Carreño, han
sido destinados a Naccos, un antiguo campamento minero en las montañas andinas
de Perú, ahora poblado por trabajadores cuya misión es construir una carretera,
no solo bajo la amenaza de las frecuentes catástrofes naturales de la zona,
sobre todo de los huaycos o brutales desprendimientos de tierra desde las
alturas de los Andes, sino también atemorizados por los más que probables
asaltos violentos de Sendero Luminoso.
Lituma en los Andes es desde luego una magnífica novela
con una trama perfectamente entretejida de varias historias que se entreveran
unas con otras. La principal es la que trata el tema de unas extrañas
desapariciones de personas que están ocurriendo en Naccos y que Lituma y Tomás
intentan investigar, sin mucho éxito al principio debido al silencio y la cerrazón de los habitantes del
lugar. Y luego está la historia de amor entre
el guardia y Mercedes, historia que Tomás va desgranando poco a poco en forma
de confidencias nocturnas al cabo (lo que en cierto modo recuerda al cuento de
las mil y una noches) y que sirve de contrapunto a la intriga y al misterio de
las desapariciones, aportando a la novela una emotiva y humana sencillez en
medio de tanta brutalidad.
La novela se desenvuelve en un ambiente de desconfianza y
recelo marcado por la superstición y el
oscurantismo donde la única vía de escape es el consumo de alcohol en la
taberna regentada por Dionisio (cuyo nombre evoca efectivamente al dios del
vino) y su mujer doña Adriana.
Y enlazando con estos dos enigmáticos personajes hay que
decir que en el trasfondo de la novela se pueden apreciar las referencias a la
mitología griega por un lado (la leyenda de Ariadna que se enamora de Teseo y
lo ayuda a salir del laberinto, tras matar éste al Minotauro, y su posterior
relación con Dionisio cuando es abandonada por Teseo en la isla griega de
Naxos) y a las creencias y leyendas locales por otro (pishtacos o asaltadores de caminos que extraen las
entrañas de las personas, mukis o demonios
de las minas y sobre todo los apus o dioses imaginarios, señores de los Andes).
Esta novela de Mario Vargas Llosa nos sumerge en el interior
del Perú, en el corazón de los Andes,
presentándonos un panorama donde reina la pobreza, el analfabetismo, el atraso
cultural, la soledad y el desamparo de las gentes del campo que luchan por la
supervivencia en unas durísimas condiciones,
siempre bajo la amenaza de la violencia provocada tanto por la Naturaleza
como por los hombres. Caldo de cultivo idóneo para que afloren los más
primitivos instintos y para que las arraigadas creencias supersticiosas y
anacrónicas campen a sus anchas.
La novela está narrada de forma magistral por el gran
escritor peruano. Tanto en el contenido como en la forma los diferentes hilos
narrativos se entremezclan y superponen, a veces en el mismo párrafo, sin
previo aviso al lector y en perfecta armonía. Esta técnica, ya habitual en
Vargas Llosa, para nada supone un obstáculo en la comprensión de lo relatado
sino que por el contrario enriquece y mejora el estilo de la obra. Otra
práctica habitual en el autor es la presencia del mismo personaje en varias de
sus novelas, como es el caso del cabo Lituma en ésta.
Lituma en los Andes me ha parecido una excelente novela,
profunda, sugestiva, de una gran belleza. Una novela de sobresaliente, de las
que dejan huella, de las que hacen disfrutar de la Literatura con mayúsculas, como
corresponde a un premio Nobel.
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