Título: LA ASESINA
Autor: Alexandros Papadiamantis
Traducción: Laura Salas Rodríguez
Editorial: Periférica
Fecha: 2010 (1903)
Páginas: 112 (ebook)
ISBN 978-84-92865-12-3
Me
ha encantado esta novela corta, intensa y conmovedora.
La
protagonista Jadula Frankoyanú, una mujer de casi sesenta años decide liberar a
las niñas del sufrimiento inherente a la vida en un medio hostil y a los padres
y madres de la carga que suponía, en una sociedad sumida en la miseria, el
mantenimiento de las criaturas. La historia se desarrolla en las islas griegas
de finales del siglo XIX.
Una
obra dura y estremecedora que atrapa al lector desde las primeras páginas,
gracias entre otras cosas, a su ritmo trepidante y a la tensión argumental que
no decae en ningún momento.
Una
prosa austera y precisa de la que emana de forma natural una gran fuerza
dramática.
………………
Con el telón de fondo de
unas islas griegas tan bellas como pobres, Papadiamantis ha logrado sorprender
y conmover a varias generaciones de lectores de todo el mundo con esta
estremecedora historia: una hábil curandera, viuda y madre experta en todo tipo
de artes curativas y ardides, decide librar a varias familias de sus hijas
pequeñas o recién nacidas, pues éstas, según ella misma, serán sólo una carga
en medio de tanta miseria... Y un infierno sobrecogedor de pesadillas insomnes,
sonámbulas y alucinadas atenazará a una conciencia desesperada en medio del
hermosísimo paisaje. Una conciencia que apenas puede sobreponerse a las
pulsiones más graves que una realidad extrema arroja sobre la existencia.
Sin embargo, La asesina
supera el determinismo decimonónico; por eso es tan actual, tan sin época.
Porque más allá de cualquier naturalismo hace valer esa alucinación del sujeto
desorientado en un mundo shakespeariano casi. Un mundo regido por terribles
pulsiones de muerte, lo que convierte esta historia en un acto religioso sobre
el ser humano, sobre su capacidad para superar el peso de una realidad
miserable y oprimida, transida por la angustia de existir, por la imposibilidad
de ninguna justicia, divina o humana, como en la última frase de esta obra
maestra.
(Sinopsis de la editorial)
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