Autor: Charles Dickens (1812 - 1870)
Traducción: Manuel Vallvé
Prólogo: Andrés Trapiello
Editorial: Planeta
Colección: Backlist
Fecha: 2008 (1861)
Páginas: 616
ISBN 978-84-08-08131-9
Todo un clásico esta
novela decimonónica del gran escritor británico Charles Dickens, autor de Los papeles póstumos del Club Pickwick (1837),
Oliver Twist (1838), Canción de Navidad (1843) o David Copperfield (1850) entre otras
obras menos conocidas.
En Grandes esperanzas nos cuenta la historia de Pip, un muchacho huérfano,
adoptado y maltratado por su hermana con la que convive, junto al marido de esta,
el bueno de Joe Gargery. Un día el joven Pip es invitado a la casa de la
señorita Havisham, una mujer extraña y misteriosa. Allí conoce a Estella, la
joven presumida y altanera de la que se enamora a pesar de los descarados desaires
con que lo trata. A partir de entonces Pip desea con toda su alma convertirse
en caballero y aparece un benefactor anónimo que hará posible sus expectativas.
Pero no todo es tan fácil pues pronto descubrirá el lado turbio y cruel de la
sociedad en que ha de desenvolverse y surgen los miedos y las dificultades que conducen
al desenlace inesperado de la historia.
En la novela pasan
muchas cosas interesantes pero lo que más me ha llamado la atención es la
fuerza de sus personajes que son de los que se hacen un hueco en nuestra memoria
y parece que los conocemos de toda la vida, es como si traspasaran la ficción
para pasar a ser reales. Uno de los más atractivos es el señor Joe Gargery, el
herrero y cuñado del protagonista, hombre sencillo y honesto que nunca defrauda
y que dotará a la novela de algunos de los momentos más emotivos. Joe es el único
capaz de despertar el sentimiento de culpa en Pip, con lo cual nos revela el
lado más humano del protagonista.
Por otro lado destacan
Estella en su papel de mujer fría y calculadora, la señorita Havisham que aporta
elementos fantásticos y misteriosos a la historia o el señor Jaggers, una pieza
perfecta del engranaje de la justicia que no entiende de sentimientos ni de
intimidades pero sí de conveniencias e intereses ocultos, por citar solo
algunos de los muchos y muy interesantes personajes que pueblan la obra.
Grandes
esperanzas, como era habitual en su época, fue
publicada primero como novela por entregas, de ahí su ritmo ágil y su extensión
a pesar de que el tema es bien sencillo: un joven con aspiraciones que habrá de
enfrentarse a grandes obstáculos para conseguir su meta y que al final se
pregunta si ha merecido la pena.
La novela está narrada
en primera persona por el protagonista que nos cuenta su propia historia ya
desde la madurez. Es de destacar el estilo sencillo y coloquial con el que se
nos presentan los hechos, lo que da lugar a una lectura tranquila y reposada, con
la dosis exacta de intriga que consigue mantener atento al curioso lector que navega
por sus páginas sin darse cuenta, de forma natural y amena.
También es digna de
mención la maestría del escritor en cuanto a la ambientación de la historia. Así
por ejemplo el paisaje húmedo y frío de los marjales, donde la niebla está casi
siempre presente es el lugar idóneo para la soledad y el miedo, así como para los
fugados de la justicia como el presidiario al que ayuda Pip al principio de la
novela. Ese ambiente oscuro y siniestro
también aparece de vez en cuando en ciertos espacios de la ciudad y en conjunto
logra impregnar la novela de cierta tristeza y desasosiego.
Por otro lado también
están muy presentes en la narración la ironía y el sentido del humor, como por
ejemplo cuando Pip describe la imagen patética que presenta Joe en el momento
en que este se ha arreglado para la ocasión de ir a visitar a su amigo a la ciudad.
En fin, una interesante
novela a pesar de que quizás le sobren algunas páginas y a pesar también de
que, al menos en la edición que yo he manejado, se observan algunas incorrecciones
en la traducción. Pese a todo como digo Grandes
esperanzas comparte la grandeza de las buenas obras literarias que consiguen reflejar el comportamiento
humano universal, que logran que el lector se identifique o al menos empatice
con ciertas características psicológicas de los personajes. Sí, es una buena
novela como ya se ha encargado de corroborar el paso del tiempo que no ha
logrado borrar su huella en la historia de la Literatura. Y es que ya sabíamos
que Dickens siempre es una buena elección.
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