domingo, 12 de abril de 2020

MUJERES DE NEGRO. Josefina R. Aldecoa

Título: MUJERES DE NEGRO
Autor: Josefina R. Aldecoa
Editorial: Círculo de Lectores
Fecha: 1994
Páginas: 179
ISBN: 84-226-4893-8

Me ha encantado esta novela. Es de las que no puedes dejar de leer, de las que te embelesan entre sus páginas, de las que te reclaman cuando las tienes a medio leer encima de la mesa.

Está narrada en primera persona por la protagonista, Juana. Desde que murió su padre, victima de la guerra civil, ella, aun una niña, su madre y su abuela tratan de salir adelante en medio de un ambiente opresor para ellas. Una vez muerta la abuela, madre e hija deciden exiliarse a Méjico en busca de una vida mejor. Allí, Juana pasará su adolescencia hasta que ya universitaria regresa a la España de los primeros años cincuenta, para sumergirse en la clandestinidad y los primeros movimientos revolucionarios.

Los personajes secundarios completan la trama enriqueciéndola. La madre representa el prototipo de mujer de negro, luchadora y sufridora. Ahí está Octavio, el protector y después miembro de la familia y su buena hija Merceditas; Olvido, la amiga de la infancia; Remedios, la ama en la casa de Méjico; la compañera de juventud y confidencias amorosas, Margarita o su primer gran amor, Sergio.

Una gran novela, muy bien narrada, sencilla y emotiva.


Texto de la editorial: Continuación cronológica de “Historia de una maestra, aunque de lectura independiente, Mujeres de negro es una novela sobriamente emotiva, escrita en un castellano exacto y preciso, sobre un dilatado y oscuro período de nuestra historia reciente, marcado por la guerra civil española, el México del exilio y el ambiente universitario madrileño de los años 50. 

………………..

. “Cuando acabe la guerra” se convirtió en una frase clave de mi infancia. […] Un futuro incierto frenaba toda actividad, todo proyecto.

. La singularidad como virtud no existía todavía para mí.

. Pero vencerán y entonces sacarán las uñas y las irán clavando con delectación en los derrotados. Será poco a poco y le darán forma legal.

. Yo me había ido para separarme de mi madre, yo había necesitado dejar atrás la pesadumbre de mi madre, sus trajes negros enlutándola desde tan joven, yo me había ido para vivir sin remordimiento mi propia vida.

. La conciencia del derrumbe total había alejado el temor a ese derrumbe.

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