martes, 17 de mayo de 2016

LA POETISA. Jesús Tíscar Jandra

Título: LA POETISA
Autor: Jesús Tíscar Jandra
Editorial: Algaida
Fecha: 2006
Páginas: 341
ISBN 978-84-8433-621-1
XXV Premio de Novela Felipe Trigo

La Poetisa sorprende al lector para bien o para mal porque es una obra poco convencional por lo que tiene de antiestética, atrevida, absurda, procaz e irreverente.

La protagonista, Josefa Villabuena Hermoso, es una mujer que triunfa en el  campo de la poesía y que en tiempos de sequía creadora descubre que  necesita una musa virgen para alcanzar la inspiración literaria. En contra de lo que cabría esperar, la poetisa representa todo lo contrario de la belleza estética, de lo sublime, de lo místico. Es ególatra, deslenguada, ninfómana, asesina e incluso caníbal. Todo un personaje digno merecedor del concepto de esperpento, magistralmente recreado en la obra del gran Valle – Inclán.

Los otros tres personajes principales son Clarisa Armenteros (¡vaya!) “la musa”, una joven perteneciente a la más baja escala social que aparece muy bien caracterizada; Ramón Ortega, el profesor de Literatura Contemporánea  que hace de interlocutor de la poetisa mientras intenta redactar una tesis doctoral sobre ella y su poesía; y también está la fiel y descarada criada,  Marichocha.

La historia se desarrolla en Jóliva (topónimo ficticio para referirse a la ciudad de Jaén) y efectivamente encontramos infinidad de alusiones a personas, lugares, asociaciones culturales, publicaciones, eventos o términos locales, enmascarados con otro nombre pero fácilmente identificables. Además en la novela subyace una crítica solapada al ambiente encorsetado en que se desarrolla  la cultura en la ciudad.

Hay un elemento omnipresente que recorre toda la obra y es el sexo en su versión más burda, más grotesca, en el polo opuesto del romanticismo o la sensualidad. El tema aparece tratado con crudeza, sin miramientos, sin pudor e incluso con mal gusto, por lo que a veces puede herir la sensibilidad del lector y provocar rechazo.

Y es que la obra intencionadamente se recrea en lo anormal, lo amoral y  antiestético con un toque hábil de sarcasmo y humor ácido.

Es ésta una novela valiente en la que encontramos un vocabulario rico y versátil con términos poco usuales cuando no inventados como pazguato, camastrón, zangolotino, zahúrda, ciquitraque, carajota, bolondrón, aguacoñil, colache, esfaratar, por citar algunos.

Además Jesús Tíscar hace alarde de un lenguaje descarnado y burlón, sin ningún tipo de censura ante palabras y expresiones malsonantes o alusivas a lo escatológico.  

Yo me quedo con la habilidad y destreza del escritor giennense en el manejo del lenguaje, manipulando y moldeando como plastilina palabras y expresiones locales para adecuarlas a su finalidad, que en este caso es mostrar  la otra cara de la belleza.

Desde luego Jesús Tíscar posee un sorprendente talento creativo que se manifiesta, no sólo en esta novela sino también en otros trabajos suyos, a través de un estilo muy personal que no acepta término medio, que puede gustar o  no pero que es el suyo y no pasa desapercibido.

De todas formas no recomendaría esta obra a los amantes y defensores a ultranza de lo políticamente correcto ni a los lectores que se escandalizan fácilmente.

6 comentarios:

  1. Pues no me importaría leerlo =)

    Besotes

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  2. Tengo curiosidad en saber cómo funciona ese triángulo tan insólito de poetisa loca, musa choni y profe de literatura. Lo anotaré, aunque espero que la provocación y el uso del lenguaje esté justificado y al servicio de la narración y no sea un ardid para impresionar jurados o vender libros, como suele ocurrir.
    Saludos.

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  3. El libro puede provocar rechazo por su forma pero debajo hay un buen escritor. Es mi humilde opinión
    Gracias Gerardo por pasarte por aquí y comentar. Saludos

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  4. Hace tiempo que lo leí y lo volveré a hacer porque me han dado unas ganas... Totalmente recomendable.

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