Título: LAS INTERMITENCIAS DE LA MUERTE
Autor: José Saramgo
Traducción: Pilar del Río
Editorial: Alfaguara
Colección: Biblioteca
Fecha: 2005
Páginas: 274
ISBN: 84-204-6945-9
La
muerte ha dejado de matar. A partir del uno de enero de un año
cualquiera ya no muere nadie. ¿Qué ocurriría? ¿Cuáles serían
las consecuencias? Por supuesto se verían afectadas las familias
porque los seres queridos siguen cumpliendo años, siguen
envejeciendo y enfermando pero no se marchan de las casas, se
acumulan las personas viejas y cada vez más enfermas. ¿Y las
funerarias? ¿Y las compañías de seguros de vida? ¿Y las
residencias atestadas de personas? ¡Qué desastre para los servicios
asociados al negocio de la muerte!¿Y la religión? Sin muerte no hay
resurrección, ni vida eterna en el paraíso, ni futuro para la
Iglesia.
En
Las Intermitencias
de la muerte se
pueden distinguir dos
partes bien
diferenciadas en cuanto al argumento,
en la primera asistimos a la tregua en la que no muere nadie y en la
segunda se reanuda la acción pero de una forma un tanto peculiar, es
la propia muerte la que avisa, a
través de cartas y con
una semana de antelación, para que la gente, entre
otras cosas, pueda
despedirse de los suyos y saldar sus cuentas con el fisco. Un ejemplo
más del humor sarcástico e
ingenioso que recorre
la obra.
José
Saramago nos presenta en esta divertida novela en
la que la muerte es un
personaje más, que deambula por sus páginas, se disfraza e incluso
dialoga con sus víctimas antes
de acabar con ellas, nos
presenta digo, una
situación anómala cargada de sentido del humor y fina ironía que
le sirve para analizar ciertos temas como
la religión, la
eutanasia o la
hipocresía del ser humano.
Fiel
a su estilo, el escritor portugués se expresa a través de párrafos
interminables que conforman los capítulos casi sin puntos y aparte,
sin signos
ortográficos, con
mayúsculas después de comas pero que, para nuestra
sorpresa, resultan
perfectamente comprensibles.
Una
buena novela que me ha hecho disfrutar de la lectura.
Quizás no sea de las mejores novelas de Saramago, pero sí de las mas divertidas. Un buen comentario. Un abrazo.
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