En la noche anterior
al día de Navidad el protagonista de este sencillo relato, el señor Scrooge, un
viejo avaro, solitario, arisco y malhumorado que desprecia dicha celebración y
todos los sentimientos solidarios que parece despertar en las personas, recibe
la visita inesperada del espectro de su socio, muerto hacía siete años, que le
anuncia la llegada de otros tres seres de ultratumba más, el espíritu de las
navidades pasadas, el de las presentes y el de las venideras. Todos lo incitarán
a modificar su actitud y a practicar y a
apreciar valores que él tenía ya olvidados.
Con este breve y
tierno relato, Charles Dickens celebra el mito del llamado “espíritu de la
Navidad” que ensalza valores como la generosidad, la amabilidad y la
solidaridad con los más desfavorecidos.
El argumento es muy
simple al igual que la estructura que parece estar inspirada en la composición
de los villancicos navideños, es por eso por lo que a cada una de las cinco
partes en que está dividida la obra se
les denomina estrofas, donde la primera
está dedicada a la introducción y la última al epílogo correspondiendo las tres
intermedias a las tres apariciones espectrales que guiarán al protagonista a lo
largo de la novela.
Canción
de Navidad está
impregnada, como toda la obra de Dickens, de compromiso social vinculado a la
época preindustrial en que se desarrolla la obra. Son fundamentales los
personajes desamparados, especialmente los niños, los más débiles del sistema,
los que más sufren las adversidades, en este caso representados por los hijos del señor Cratchit, y sobre todo por
el pequeño Tiny Tim, símbolo de la ingenuidad y la bondad. También realza el
autor la importancia de la familia, la amistad y el amor.
Los personajes no
están descritos ni perfilados expresamente (salvo quizás, el protagonista) sino
solo esbozados y, sin embargo, el lector capta de inmediato su profundidad y su
manera de ser por sus palabras y actos, son personajes arquetípicos, modélicos
y por ello perdurables en el tiempo, inmortales. Los hay de todos los estratos
sociales, desde los delincuentes y desharrapados más marginales a los más ricos
y poderosos, pasando por los pequeños comerciantes o los avaros prestamistas o
los humildes y pobres esclavos de su trabajo.
Uno de los muchos
aspectos que denotan que estamos ante un maestro de la literatura es la
admirable ambientación en que se desarrolla la historia, el autor consigue
transmitir fielmente el ambiente sombrío y funesto de las frías, oscuras y
neblinosas noches de invierno en las emergentes y caóticas ciudades
preindustriales de finales del siglo XIX. Y por supuesto no pasa desapercibida la
sencillez y precisión del lenguaje utilizado junto a la calidad de las imágenes
y metáforas que perfeccionan la construcción de esta bonita historia.
Véase también la reseña de otro clásico de Dickens Tiempos difíciles en el siguiente enlace
No hay comentarios:
Publicar un comentario