martes, 18 de diciembre de 2012

CANCIÓN DE NAVIDAD. Charles Dickens


En la noche anterior al día de Navidad el protagonista de este sencillo relato, el señor Scrooge, un viejo avaro, solitario, arisco y malhumorado que desprecia dicha celebración y todos los sentimientos solidarios que parece despertar en las personas, recibe la visita inesperada del espectro de su socio, muerto hacía siete años, que le anuncia la llegada de otros tres seres de ultratumba más, el espíritu de las navidades pasadas, el de las presentes y el de las venideras. Todos lo incitarán a modificar su actitud  y a practicar y a apreciar valores que él tenía ya olvidados.

Con este breve y tierno relato, Charles Dickens celebra el mito del llamado “espíritu de la Navidad” que ensalza valores como la generosidad, la amabilidad y la solidaridad con los más desfavorecidos.

El argumento es muy simple al igual que la estructura que parece estar inspirada en la composición de los villancicos navideños, es por eso por lo que a cada una de las cinco partes en que está dividida  la obra se les denomina  estrofas, donde la primera está dedicada a la introducción y la última al epílogo correspondiendo las tres intermedias a las tres apariciones espectrales que guiarán al protagonista a lo largo de la novela. 

Canción de Navidad  está impregnada, como toda la obra de Dickens, de compromiso social vinculado a la época preindustrial en que se desarrolla la obra. Son fundamentales los personajes desamparados, especialmente los niños, los más débiles del sistema, los que más sufren las adversidades, en este caso representados por  los hijos del señor Cratchit, y sobre todo por el pequeño Tiny Tim, símbolo de la ingenuidad y la bondad. También realza el autor la importancia de la familia, la amistad y el amor.

Los personajes no están descritos ni perfilados expresamente (salvo quizás, el protagonista) sino solo esbozados y, sin embargo, el lector capta de inmediato su profundidad y su manera de ser por sus palabras y actos, son personajes arquetípicos, modélicos y por ello perdurables en el tiempo, inmortales. Los hay de todos los estratos sociales, desde los delincuentes y desharrapados más marginales a los más ricos y poderosos, pasando por los pequeños comerciantes o los avaros prestamistas o los humildes y pobres esclavos de su trabajo.

Uno de los muchos aspectos que denotan que estamos ante un maestro de la literatura es la admirable ambientación en que se desarrolla la historia, el autor consigue transmitir fielmente el ambiente sombrío y funesto de las frías, oscuras y neblinosas noches de invierno en las emergentes y caóticas ciudades preindustriales de finales del siglo XIX. Y por supuesto no pasa desapercibida la sencillez y precisión del lenguaje utilizado junto a la calidad de las imágenes y metáforas que perfeccionan la construcción de esta bonita  historia. 
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 - Claro que sí - dijo Scrooge - ¡Feliz Navidad! ¿Qué derecho tienes tú a ser feliz? ¿Qué motivo tienes para ser feliz? Eres la mar de pobre.

- Vamos a ver - replicó el sobrino con alegría - ¿qué derecho tiene usted para estar tan enfurruñado? ¿Qué motivo tiene para estar de mal humor? Es la mar de rico.
 
No teniendo Scrooge mejor respuesta a mano, repitió: "¡Bah!, seguido de : "¡Paparruchas!"

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Véase también la reseña de otro clásico de Dickens Tiempos difíciles en el siguiente enlace


 

 

 

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