Autor: Jesús Fernández Santos (1926 - 1988)
Editorial: Argos Vergara
Fecha: 1979 (1978)
Páginas: 253
ISBN 84-7017-585-8
Novela que obtuvo el Premio
Nacional de Literatura 1979
Bajo este título podemos
conocer la historia de amor entre dos monjas que conviven en comunidad en el
interior de un convento.
Una de ellas,
con la complicidad de la otra, simula que ha sido estigmatizada, que ha sido
marcada con las llagas de Cristo, lo que provocará no sólo sentimientos de culpabilidad
sino también un revuelo y toda una serie de recelos y venganzas entre las
monjas que llevará a las protagonistas ante el Tribunal de la Inquisición.
Lo hechos narrados se
desarrollan en una de las etapas más deprimentes y oscuras de la historia de
España, la de principios del siglo XVII, justo después del reinado de Felipe
II.
Destaca la habilidad del
escritor para recrear el ambiente cerrado y opresivo no sólo de los conventos
en aquella época marcada por el yugo del pecado y el miedo, sino también de la
sociedad castigada por la pobreza, el hambre, la miseria, las enfermedades
contagiosas y las continuas guerras entre pequeños señores y entre estos y el
rey.
Además Fernández Santos tuvo
la osadía de mostrar en esta novela un caso de homosexualidad femenina, tema
tabú en ciertos ambientes y en ciertas épocas. Y lo hace de forma tan sutil que
a menudo el lector duda de si realmente hay sexo o no entra las dos monjas
amantes.
Desde luego el escritor ha
sabido plasmar en la obra el tira y afloja constante entre dos manifestaciones
del amor, el que lleva inherente el deseo carnal y el amor espiritual y místico.
Y todo bajo la amenazante espada de Damocles de la Inquisición.
La historia está contada principalmente
en primera persona por una de las monjas
protagonistas de los acontecimientos. Sin embargo me ha llamado la atención que
ya mediado el libro hay un cambio y encontramos que junto a la narradora
principal se alternan otras dos voces, la de otra inquilina del convento que aún
no ha tomado los hábitos, la motilona la llaman, y la de un narrador
omnisciente en tercera persona.
Y por último he de decir que es
digno de admiración el manejo de un lenguaje cargado de lirismo y adaptado
perfectamente al contexto en que está ambientada la obra.
Una buena novela sin duda, que
fue llevada al cine por Manuel Picazo en 1985 contando con las actrices Aurora
Bautista, Carmen Maura, Mercedes Sampietro y Assumpta Serna.
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