Título:
DIARIO
DE ANA FRANK
Autora:
Ana
Frank
Traducción:
L. Salda
Editorial:
Guernika
(México D. F. )
Fecha:
2013
(1947)
Páginas:
255
ISBN:
968-659-960-6
Es
el testimonio escrito en forma de diario de una niña judía que,
junto a su familia, ha tenido que esconderse ante la terrible
persecución llevada a cabo por el nazismo.
La
familia Frank se trasladó desde la ciudad de Frankfurt (Alemania) a
Ámsterdam, donde florecían los negocios y la vida comercial. Y es
allí donde les sorprende la guerra.
El
diario comienza el 12 de junio de 1942, día del décimo tercer
cumpleaños de Ana y se interrumpe el 1 de agosto de 1944.
La
niña cuenta el día a día de lo que ocurre en el refugio (Anexo
secreto, le llama ella en esta edición, La casa de atrás,
en otras publicaciones), donde se esconde junto a su hermana Margot y
sus padres. Conviven con otra familia judía, los Van Daan y el señor
Dussel.
A
través del diario íntimo asistimos al mundo interior de una joven
adolescente en unas circunstancias de aislamiento y tensión brutal.
Ella plasma en sus cartas, a una supuesta amiga llamada Kitty, sus
pensamientos y emociones, sus dudas, sus temores y también su
alegría y esperanza.
El
diario refleja muy bien la personalidad de la joven, su fortaleza, su
fuerte carácter y su rebeldía. Además, se observa su evolución
tanto en lo personal como en cuanto a las relaciones con los demás
miembros de la casa. Quizás incluso podamos hablar de una madurez
precoz debido a las duras circunstancias.
Ana
escribe sobre todo de su mundo interior pero por supuesto es
imposible para ella no aludir a las noticias que les llegan desde el
exterior, a la guerra, a la invasión, a la cruel persecución contra
los judíos y a todo el universo de maldad, injusticia y desatino que
supuso el nazismo en toda Europa.
Me
quedo con un consejo de Ana, encerrada entre cuatro paredes y que
solo puede contemplar a ratos el exterior a través de una ventana:
“Sal por los campos, contempla la naturaleza y el sol, sal al
aire libre y trata de reencontrar la dicha en ti misma y en lo que te
rodea” (página 167)